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El leasing, también conocido como arrendamiento financiero, es un acuerdo en el que una empresa (arrendadora) proporciona el uso de un activo a otra empresa (arrendataria) a cambio de pagos periódicos durante un período de tiempo acordado. Al finalizar el contrato, la empresa arrendataria puede optar por comprar el activo, renovar el contrato de arrendamiento o devolver el activo a la arrendadora.
El proceso de leasing es simple y flexible. Primero, la empresa arrendataria elige el activo que necesita, ya sea equipo de producción, vehículos comerciales, maquinaria o tecnología. Luego, la empresa arrendadora adquiere el activo y lo arrienda a la empresa arrendataria por un período de tiempo acordado y a cambio de pagos regulares.
Durante el período de arrendamiento, la empresa arrendataria tiene derecho a utilizar el activo según los términos del contrato. Al finalizar el contrato, la empresa arrendataria generalmente tiene varias opciones:
- Comprar el activo por un valor residual acordado.
- Renovar el contrato de arrendamiento para continuar utilizando el activo.
- Devolver el activo a la empresa arrendadora.
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Ventajas del Leasing para empresas
- Conservación de Capital: El leasing permite a las empresas conservar su capital y evitar grandes desembolsos iniciales al adquirir activos necesarios para operar.
- Flexibilidad Financiera: Al evitar la propiedad directa de los activos, las empresas pueden actualizar equipos y tecnología con mayor frecuencia sin quedar obsoletas.
- Beneficios Fiscales: Los pagos de leasing pueden ser deducibles de impuestos como gastos operativos, lo que puede resultar en beneficios fiscales significativos para las empresas.
- Gestión de Riesgos: El leasing puede ayudar a las empresas a mitigar el riesgo de obsolescencia tecnológica y devaluación de activos al transferir estos riesgos a la empresa arrendadora.
- Preservación de Crédito: El leasing no afecta la capacidad crediticia de la empresa arrendataria, ya que no se considera una deuda en los balances financieros.
Inconvenientes del Leasing para empresas
- Coste total más alto: A lo largo del plazo del contrato de arrendamiento, el coste total de adquisición del activo a menudo puede ser más alto que si la empresa lo hubiera comprado directamente. Esto se debe a los intereses y tarifas asociadas con el arrendamiento, lo que puede resultar en un mayor gasto total a lo largo del tiempo.
- No hay propiedad al final del contrato: Al finalizar el contrato de arrendamiento, la empresa no posee el activo, a menos que se ejerza una opción de compra al final del plazo. Esto significa que no se acumula capital en el activo, lo que puede ser desventajoso en términos de valor residual y activos netos.
- Compromiso a largo plazo: Los contratos de arrendamiento suelen tener plazos a largo plazo, lo que significa que la empresa está comprometida con el pago de las cuotas de arrendamiento durante un período prolongado. Esto puede limitar la flexibilidad financiera de la empresa y dificultar la adaptación a cambios en las condiciones del mercado o en las necesidades operativas.
- Requisitos de mantenimiento y seguro: En muchos casos, la empresa es responsable del mantenimiento y seguro del activo arrendado durante el período del contrato. Esto puede aumentar los costes operativos y administrativos asociados con el activo, especialmente si requiere mantenimiento regular o seguro costeso.
- Restricciones y condiciones: Los contratos de arrendamiento pueden incluir una serie de restricciones y condiciones, como límites en el uso del activo, restricciones geográficas, y requerimientos de seguro específicos. Estas restricciones pueden limitar la capacidad de la empresa para utilizar el activo de manera flexible o para adaptarse a cambios en sus necesidades comerciales.
- Riesgo de obsolescencia: Al arrendar un activo durante un período prolongado, existe el riesgo de que el activo se vuelva obsoleto antes de que finalice el contrato de arrendamiento. Esto puede dejar a la empresa con un activo que ya no cumple con sus necesidades comerciales y que puede ser difícil de reemplazar o actualizar sin incurrir en costes adicionales.