FINANCIACIÓN EMPRESARIAL EN TIEMPOS DE CRISIS

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FINANCIACIÓN EMPRESARIAL EN TIEMPOS DE CRISIS

Todos los sectores de la economía se han visto afectados por la crisis que ha provocado el coronavirus. La búsqueda de financiación empresarial se ha convertido es una tarea ardua para cientos de compañías. Uno de los mayores problemas a los que las empresas han tenido que enfrentarse en esta crisis es la falta de liquidez y el acceso a los recursos financieros.

Las grandes empresas, con un potente músculo financiero, han podido sortear estos meses haciendo un gran esfuerzo. La incertidumbre en los departamentos financieros ha sido una constante, los planes y previsiones se han visto alterados y los financieros se han visto obligados a adaptarse a una realidad cambiante. En cambio, cientos de pequeñas y medianas empresas (pymes) no han podido hacer frente a meses parados, meses donde las cuentas no cuadraban y el resultado ha sido el cierre.

Concurso de acreedores

En junio cerca de 500 empresas se encontraban en concurso de acreedores, multiplicando por tres el registro de mayo y superando el mismo mes del año anterior. Además, según COFACE, la disolución de empresas repuntará un 22% en España hasta 2021 por la crisis provocada por el COVID.

Se han tomado medidas económicas como los ERTES, prorrogados hasta septiembre, las líneas de avales del Instituto de Crédito Oficial (ICO) y otras ayudas enfocadas a dar un impulso a las empresas y a los autónomos. Así, las garantías a través del ICO han permitido una expansión, sin precedentes, de la financiación a empresas, con criterios y condiciones más suaves pese a la incertidumbre vivida.

Aunque estas ayudas han permitido a muchas pymes continuar con su actividad, en numerosas ocasiones la dependencia de un solo proveedor financiero ha supuesto un gran problema de liquidez. De ahí, la necesidad de diversificar la procedencia de la financiación. La razón es sencilla: si un proveedor deniega la financiación, podemos buscar liquidez en otro.

Ruptura de la cadena de pagos

Junto a la falta de liquidez, el retraso en los pagos se ha convertido en otro problema para las empresas. Las compañías están atesorando liquidez ante la situación generada por la crisis del coronavirus al tiempo que alargan sus plazos de pago, lo que pone en peligro la cadena de pagos y la solvencia de otras empresas. Según la Plataforma Multisectorial contra la Morosidad (PMcM), el 70% de las empresas presentan retrasos en los plazos de pago, lo que supone una ruptura en la cadena de pagos y tiene como resultado: quiebra, concursos de acreedores, etc. 

Endurecimiento de las condiciones financieras

Aunque se avecina una fuerte recesión económica y por ende el acceso a la financiación será un nuevo escollo para muchas empresas, las entidades planean endurecer los criterios de concesión en el tercer trimestre. Según la ‘Encuesta sobre préstamos bancarios’ del Banco de España, las entidades españolas relajaron los criterios de concesión y las condiciones del crédito frente al endurecimiento generalizado en la zona euro. Pero ahora la banca no será una excepción, sino que también endurecerá las exigencias a las empresas  que quieran pedir un crédito.

Startups: en continuo crecimiento

Las empresas de reciente constitución también han visto como la pandemia ha truncado sus planes de crecimiento, internacionalización o rondas de financiación. Sin embargo, muchos inversores son conscientes de que de las grandes crisis surgen las mejores ideas y oportunidades, de ahí que poco a poco el mercado vaya volviendo a la senda marcada el año anterior.

Según el primer estudio del Observatorio DayOne de startups, en 2019 el mercado de las empresas emergentes maduró, se profesionalizó y creció en facturación. Tres de cada cinco crecieron a doble dígito, con un incremento medio de la facturación anual del 196%, siendo la Comunidad de Madrid es a región que presenta mayor porcentaje (20%) de las mismas.

En la otra cara de la moneda está el riesgo que cualquier empresario asume cuando decide emprender, pues dos de cada cinco startups no son rentables debido a que son empresas que necesitan madurar. Si nos preguntamos qué impulsa a una persona a emprender, el estudio refleja que el 49% de las personas se aventuraron a emprender por una necesidad detectada mientras estaban en otro puesto de trabajo.

Ante la enorme incertidumbre, la disminución de la demanda y en muchos casos la necesidad de transformar su actividad, la financiación sigue siendo un reto vital para las pymes españolas que afrontan un futuro un tanto incierto.

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