Es común que las empresas necesiten financiación, ya sea para poder crecer o porque necesitan liquidez para poder hacer frente a las deudas.
Es algo bastante normal a pesar de que muchas veces genera inseguridad ante el desconocimiento de las diversas soluciones que ofrece el mercado de la financiación, donde se consigue una buena oferta y calidad en las operaciones.
En función de las necesidades específicas que tenga la empresa, existen diferentes fórmulas y es importante diferenciar entre la financiación a corto y a largo plazo.
Los beneficios de cada tipo de financiación se determinan por cómo se ajustan a las diferentes necesidades de cada empresa. Las empresas utilizan el financiamiento a corto plazo es habitual cuando se crea la empresa, destinandose esta financiación a asegurar el flujo monetario en la operativa diaria. La financiación a largo plazo tiene sin embargo un enfoque de crecimiento más estratégico.
Veamos las características de cada uno:
Se emplea para financiar el activo circulante, y el plazo no excede de un año. Se utiliza en las operaciones comerciales diarias. Cuando no se cuenta con suficiente efectivo disponible, puede ser de gran ayuda al momento de pagar a los proveedores, aumentar el inventario y pagar las nóminas de los empleados.
Esta opción permite obtener fondos de manera más sencilla, normalmente asumiendo un tipo de interés más elevado. A cambio, el proceso de aprobación es más corto y empresas como IDF pueden conseguir dicha financiación en pocos días encargándose de todo el proceso desde que el cliente se pone por primera vez en contacto con ella.
Algunos ejemplos son:
Un plan de financiación a largo plazo puede ayudar mucho a la hora de aumentar el financiamiento general para la mejora de la empresa en un periodo de varios años. Las inversiones de capital, la mejora de las instalaciones, la compra de vehículos de transporte adicionales entre otras necesidades, se obtienen mediante financiación a largo plazo. El coste de los fondos recaudados a partir del financiamiento a largo plazo es mayor debido a unos costes de volatilidad más altos. Cuando las empresas comienzan a establecer un historial crediticio impecable, tienen mayores facilidades para conseguir préstamos a largo plazo.
Ejemplos de Financiación a largo plazo:
Cuando el plazo de pago supera los cinco años y suele exigirse garantía, hablamos de financiación a largo plazo. Entre los tipos de financiación a largo plazo, podemos mencionar:
Es importante que antes de elegir cualquier tipo de financiación, determines los fondos que se necesitan para cubrir y utilizar de manera eficiente la liquidez obtenida. En IDF como expertos en financiación, te recomendaremos siempre qué opción escoger teniendo en cuenta tus necesidades y las de tu empresa. Descubre qué tipo de financiación es más conveniente en tu caso independientemente de su duración.
Consúltanos sin compromiso AQUÍ