“Problemas para conseguir financiación”, este es el cartel que la mayoría de pymes españolas debería colgar en su puerta de acuerdo a los datos publicados por la Confederación Española de Sociedades de Garantía Recíproca (Cesgar) en su informe La financiación de la Pyme en España.
Durante la crisis económica, uno de los principales problemas a los que tuvieron que hacer frente las pymes fue el mantener los flujos de financiación, objetivo prioritario pero difícil de alcanzar. La inestabilidad hizo que las entidades financieras denegasen miles de créditos en un momento en el que la incertidumbre aumentaba por las dudas sobre si las empresas iban a poder solventar sus problemas de liquidez y, por ende, cumplir con sus obligaciones de pago. Ahora, la tendencia está cambiado y cada vez son más las entidades financieras que han comenzado a depositar su confianza en las pymes con préstamos a corto plazo.
Sin embargo no basta con tener una gran idea y que esta sea factible, en el caso de los emprendedores; llevar varios años al frente de una compañía, en el caso de veteranos en el sector y tampoco vale tener unos ahorros como aval. Cualquier entidad bancaria, antes de valorar un posible préstamo, realizará un estudio del rating de tu empresa.
Pero, ¿qué es el rating? La calificación crediticia o rating es el establecimiento de la solvencia de una entidad para determinadas emisiones de deuda o acceso al crédito, e incluso una calificación global sobre la solvencia de una empresa. Lo que se pretende mediante la calificación es proporcionar un indicador de la probabilidad de pago en la fecha prevista, tanto del principal como de los intereses, por parte del emisor de deuda. José Luis Martínez Campuzano, portavoz de la Asociación Española de la Banca, reconoce que “para el propio negocio también puede ser un indicador de la solvencia y solidez de su proyecto”.
Para ello, y de acuerdo a la publicación por parte del Banco de España de la Circular 6/2016 Financiera Pyme quedan establecidos ciertos parámetros a los que cualquier compañía debe atender para obtener una buena valoración:
- Experiencia: la trayectoria es fundamental y se recomienda que esta sea al menos de dos años. Además, las empresas que en su recorrido hayan superado un ciclo recesivo de manera eficiente obtienen prestigio por su capacidad de reestructuración.
- Transparencia: es prioritario que las cuentas estén claras y detalladas. La empresa analizada debe ofrecer su información muy detallada si quiere tener buena puntuación. Es mejor calidad, que cantidad y se recomiendan tener las cuentas publicadas en el Registro Mercantil. Además, tener en la web de la empresa el libro contable del negocio o un resumen del mismo aporta aún más fiabilidad.
- Previsiones futuras: deben ser realistas y adaptarse a los medios con los que se cuenta. Para el rating, lo más premiado es presentar un plan de ingresos que contabilice también los gastos necesarios para aproximarse a los objetivos marcados.
- Fuentes de financiación diversas: las pymes deben pensar que la entidad prestadora va a querer saber de dónde sacará el dinero para pagar en caso de no obtener beneficios de su actividad. Por ello, es importante que los empresarios consideren la amplia oferta de proveedores financieros presentes en el mercado, desde bancos, pasando a sociedades de garantía recíproca hasta fintech.